De El Maestrazgo, donde el silencio habla a El Maestrazgo, donde el silencio se impuso.
Tras 22 meses de mezcolanza agria
entre combate y calma incierta, en mayo de 1938 volvieron a sonar los tambores
de guerra en estas nobles tierras del Maestrazgo.
Finalizada la batalla de Teruel y
una vez reconquistada la capital por las fuerzas nacionalistas, éstas rompieron
el frente de Aragón iniciando una rápida penetración hacia la zona bajo el
dominio del Gobierno republicano, con el objetivo de llegar hasta el mar y
dividir en dos la zona gubernamental. Fue en abril cuando llegaron a las playas
de Vinaròs. A partir de ese momento y desde diferentes puntos se inició la “Liberación”
del Maestrazgo.
Desde la línea Morella-Forcall, las
tropas franquistas comenzaron su avance dirección a Cinctorres, La Iglesuela y
Cantavieja, y en la madrugada del 11 de mayo fueron atacadas las líneas
defensivas del puerto de las Cabrillas, el vértice de Pablico y el de Barragán.
A nivel bibliográfico existen
diferentes artículos que describen los combates ocurridos en el vértice Barragán:
“ (…) Desde
el 4 de este mes1 la agrupación de divisiones de García Valiño
partió al asalto de las posiciones de Cantavieja e Iglesuela del Cid,
defendidas por el XXI Cuerpo de Ejército al mando de C. Errandonea2.Fue necesario la acción cooperada de las fuerzas de Aranda por la costa y de Valiño, que tras dura batalla en el Vértice Barragán, incluso luchando a bayoneta, utilizando aviación nacional, tomando la localidad no antes coronar la Peña de Morrón, muy defendida estratégicamente, con peligrosidad para las fuerzas nacionales, por metralletas3.”
De esta manera se expresa Fidel
Alejos Puig Izquierdo en La Iglesuela del
Cid y su ermita. Datos geográficos e históricos. Resulta interesante
incidir en el final del parágrafo que impacta por su contenido.
Sobre este combate encontramos otra
descripción, más escueta, realizada por García Valiño en, Guerra de Liberación4.
“(…) En
el centro, rebasado Portell, la resistencia se identificó en la línea vértice
Barragán – vértice Pablico, que formaba parte de las fortificaciones de la
Iglesuela del Cid, haciendo necesario montar un ataque en regla, resultando
extraordinariamente encarnizado el asalto a Barragán, donde dejó el enemigo 247
muertos y gran cantidad de armas.”
De izquierda a derecha y de arriba abajo: 1, 2 y 3 fotografías de la zona
de combate. Para defender el vértice se construyeron parapetos de piedra seca
que todavía son visibles y que se confunden con aquellas hechas para uso
agrícola y ganadero. Fotografía 4 Aunque cuesta apreciarlo, con mucha seguridad
se trata de un cráter producido por el impacto de un proyectil de artilleria.
Tiene las mismas características que otras localizadas en Belchite y Mediana de
Aragón.
También en el Diario de operaciones
de la 55 División5 hace mención a La Iglesuela sin especificar los
combates ocurridos en el Vértice Barragán:
“(…)
MES DE MAYODel 4 al 8.- La División apoyó con sus fuegos el avance de la 1ª División Navarra en dirección Cinctorres-Iglesuela del Cid.
En los días 13 y 14 fuerzas de la División relevaron a otras de la 1ª de Navarra a caballo de la carretera de Iglesuela del Cid a Villafranca.
Día 18 – La División, en este día, ocupó las posiciones de El Cabezo (Subsector de Villafranca del Cid), Ermita de San Pedro, así como el pueblo de Castellfort, venciendo la gran resistencia enemiga, haciéndose 126 prisioneros. Se afecta a la División una Agrupación de Artillería Legionaria.”
Y para finalizar recogemos esta otra
descripción de la batalla, localizada en la página web de amigos del Tercio D.
Juan de Austria” 3º de la Legión, que describe con más precisión el combate6.
Ya de mañana, las 25 y 26 Cía. de la VII lograron pasar las alambradas pero los milicianos efectuaron una salida a la desesperada poniendo en grave aprieto a los legionarios. Acudió de refuerzo la 27 Cía., que desbordando por la derecha, puso pie en los atrincheramientos. Mientras tanto la 25 y 26 Cía. a su amparo, entraron por los flancos de la posición siendo inútiles los últimos esfuerzos del enemigo al que hicieron más de cien bajas. La 27 Cía. se descolgó a retaguardia del vértice. Abrió fuego con sus máquinas impidiendo la reacción de los contrarios que se encontraban batidos por todas partes. Los que no fueron baja cayeron prisioneros. Se contaron más de doscientas muertos, treinta heridos y cincuenta capturados. Las bajas de la Bandera arrojaron un total de treinta cuatro, entre ellos siete muertos.”
En su texto Fidel Alejos detalla la
dureza del combate incidiendo en la lucha cuerpo a cuerpo y el empleo de la
aviación. Por su parte, García Valiño habla de “247 muertos y la gran cantidad de material utilizado en la contienda”
mientras que El diario de Operaciones de la 55
División, comenta que: “hubieron 126
prisioneros y en la página web de los Amigos del Tercio, más de 200 muertos,
treinta heridos y cincuenta capturados. Por parte de las tropas nacionalistas,
treinta cuatro bajas y siete de ellos muertos.”
El presente artículo pretende ser un
inicio y un punto de partida para conocer un poco más de nuestra historia
reciente y para intentar localizar los restos de los alrededor de 200 soldados
de ambos bandos. Si bien, en el caso de dar con una fosa común con ese número
de cuerpos, sería casi imposible su identificación, si sería importante para
las personas que a través de la historia oral han sabido que sus familiares
estuvieron en dicha batalla antes de dejar de tener noticias suyas, poder tener
un lugar para recordarles.
El olvido sobre el paradero de las
víctimas civiles y de los soldados de ambos bandos durante la Guerra Civil fue
sistemático, provocado y ha logrado prolongarse hasta nuestros días como se
puede comprobar en los hechos relatados.
Quien conoce esta tierra de La
Iglesuela sabe que se caracteriza por su suelo pedregoso y el uso de losas de
piedra seca para la construcción de paredes y de refugios de pastor. En los
últimos tiempos la materia primera también se ha utilizado para el sector de la
construcción. Las losas se encuentran a muy poca distancia de la superficie, lo
que facilita su extracción y manipulación. Evidentemente no todo el término
municipal y cercanías tienen la misma geología y nos encontramos con suelos más
blandos, con más tierra. Pero, ¿Dónde pueden ser enterrados más de 200 cadáveres
(como se indica en la página web del Tercio) o los 247 que enumera García
Valiño? ¿Qué dimensiones ha de tener esta fosa o estas fosas comunes?.
Son preguntas que me planteé este
verano durante mi visita al Vértice Barragán y a la zona de los combates
mientras observaba los vestigios que, después de más de 75 años, todavía
existen.
Resto de metralla localizada en la zona de combate.
Izquierda: Resto de proyectil de artillería, obsérvese en la zona superior el
moleteado para alojar la banda de forzamiento. Derecha: Resto de granada
universal.
En el Sistema de Información del
Patrimonio Cultural Aragonés (SIPCA), dentro del Programa Amarga Memoria, Mapa
de fosas, consultable en Internet7, encontré referencias al
respecto,
“Actualmente esta localidad ya no cuenta con fosas
comunes localizables. Docenas de soldados republicanos murieron en el término
de Iglesuela durante los combates por la zona, o víctimas de los mortíferos
ataques aéreos alemanes e italianos sobre los alrededores de la localidad.
Hasta 28 de esos soldados serían registrados años más tarde en el propio
Registro Civil del pueblo. Se sabe que muchos cuerpos fueron enterrados en la
zona de “las Cabrillas”, a unos dos kilómetros de Iglesuela del Cid por el
camino de Morella, pero hoy en día ya no queda ni rastro de aquellas fosas.”
Y continúa
dando la ubicación de otra fosa común:
“La fosa que a decir de algunos informantes existió en
las cercanías de la ermita de la Virgen del Cid podría haber desaparecido, o al
menos el recuerdo de su emplazamiento exacto había sido olvidado por los
informantes. Según algunos podría haber estado en la parte trasera de la
ermita, posibilidad descartada por otros informantes. En su día contuvo los
restos de un número indeterminado de soldados fallecidos durante los combates
desarrollados en la zona o en el bombardeo aéreo sufrido por las fuerzas
republicanas en ese mismo paraje.”
Aportando los nombres de aquellos
vecinos de La Iglesuela que estando el pueblo en zona gubernamental fueron
muertas en distintas circunstancias y los nombres de aquellos dos jóvenes que
murieron en el bando franquista,
“(…) En el cementerio no existe el menor rastro de sus
sepulturas y la única tumba de la época de la guerra que perdura hoy es la de
un oficial de la Bandera de Falange de Aragón llamado Antonio Peiró
Calahorrano, fallecido en mayo de 1938. (…) Respecto a los jóvenes del pueblo que murieron en
combate junto a los republicanos, se desconocen su número y su identidad.”
En la tercera entrada del SIPCA se
explica de como en la partida conocida como “El Tinte”, muy cerca del pueblo,
se encuentran los restos mortales de un comandante del ejército republicano,
del que se desconoce su identidad, ejecutado por las tropas sublevadas y cuyo
cuerpo fue quemado una vez muerto.
A partir de esta información comencé
a saber más sobre la posible ubicación de los restos mortales de los soldados
que menciona García Valiño o Los Amigos del Tercio: en una fosa cercana al
Puerto de Cabrillas, en las cercanías de la ermita de Virgen del Cid, en el
cementerio de la población y en la zona denominada “El Tinte”. ¿Y cómo y con qué
medio de transporte fueron trasladadas las víctimas?
Sabemos que habitantes de La
Iglesuela (como en las diferentes zonas de Aragón), tuvieron que poner al
servicio del ejército republicano o nacionalista, dependiendo del momento de la
guerra y en la zona en donde se encontraban, los animales de tiro (mulas y burros
para el transporte de intendencia militar). Y que, después de un combate, eran
los propios vecinos quienes recogían a los muertos, trasportándolos por medio de los animales de
tiro y dándoles posterior sepultura. En La Iglesuela, con toda seguridad,
fueron ellos quienes también participaron, de una manera o de otra, enterrando
a más de 200 soldados muertos.
Como ya he dicho anteriormente, son
más de 75 años los transcurridos desde los hechos narrados y algo menos del
trabajo de campo del SIPCA, y en la actualidad todos los restos de estas fosas
han desaparecido. Como han desaparecido aquellos que participaron retirando y
dando sepultura a los muertos del campo de batalla y con ellos desapareció la
información oral trasmitida de padres a hijos y a nietos, ya que esta no sé
produjo en gran medida por el silencio impuesto por los vencedores y la
autocensura de los vencidos.
Una gran losa de granito continúa,
después de tantos años, por encima de la memoria.
No quiero finalizar este artículo
sin nombrar a aquellos que murieron en la primavera de 1938 y que fueron
anotados en el Libro de Defunciones al poco de producirse su muerte. Aquellos
inscritos posteriormente o muertos a causa de la “Revolución” lo dejamos para
un próximo artículo.
Juan Mancheño Rosal, natural de
Ademur, Córdoba, soltero, falleció en el término municipal de La Iglesuela, a
las 4 de la tarde del 7 de abril de 1938 a consecuencia de una fractura en la
base del cráneo. Creo que fue fusilado y la fractura se produjo al recibir el
“tiro de gracia”. Fue enterrado en el cementerio de esta localidad e inscrito
en el Libro de Defunciones en virtud de
certificación facultativa y órdenes militares
El día 9 de mayo se produjeron las
muertes de Miguel Pitadh Granell, de 28 años y natural de Mosqueruela que
falleció a las 7 de la tarde y Cristóbal Belmonte Ibáñez, natural también de
Mosqueruela. Ambos murieron a consecuencia de las heridas recibidas por arma de
fuego y fueron inscritos en virtud de la certificación facultativa presentada.
José María Altaba Domingo de 46
años, casado, labrador de profesión y natural de la Iglesuela. Falleció en el
Mas de las Majadillas, el día 12 de mayo de 1938 a las tres de la tarde por
heridas de arma de fuego. Esta
inscripción se practica en virtud de manifestación militar. Desconozco si
le ocurrió lo mismo que ha Juan Mancheño. Teniendo presente que el hecho
ocurrió el día posterior de la entrada de las tropas nacionalistas en la
población, pudo tener un juicio sumarísimo, aplicándole la pena máxima y
fusilándolo inmediatamente. Este día, también moría a las 2 de la tarde, en su
domicilio, Carmen Izquierdo Corbá, de 35 años de edad, casada con Francisco
Porcar Carceller y madre de dos hijos. La defunción se produjo a causa de herida sin especificar de qué tipo.
De forma cronológica listo los
soldados inscritos en el Libro de Registro de Defunciones8, siendo todos ellos fallecidos a causa de heridas producidas
en acción de guerra. Los 11 primeros soldados de esta lista, esta inscripción se practica en virtud de
manifestación del capellán del Tercio de Nuestra Sra. del Camino, 2ª Brigada de
Navarra y los 7 soldados restantes por el Capitán Médico del cuerpo de
Sanidad Militar, Jefe del equipo quirúrgico.
Este día fueron inscritos Ignacio
Castillo, Narciso Gallo, natural de Burgos, Cesáreo Pardo Rodrigo y Pedro Teseras,
natural de Viar (Sevilla), soldados pertenecientes a la 61 División, 1ª
Compañía de Trapèles9. También fue inscrito un soldado sin
identificar perteneciente a la 55 División de Carros de Combate.
18 de mayo de 1938
Inscritos los soldados Luís Aponeda
y Antonio Beato Castilla de la 61ª División, Regimiento América, 3ª Cía. y
también el soldado Basilio Felipe, de la 1 División, 2ª Bandera de Castilla.
19 de mayo de 1938
Inscritos Ignacio Langen y Bernardo
Garces, soldados de la 55 División, 1ª Bandera de la FEJ. También un sargento
sin identificar que posteriormente su cuerpo fue trasladado a Zaragoza.
25 de mayo de 1938
Eutasio Gutiérrez, soldado del Regimiento
España 12º Escuadrón y Florencio Iturraran Lencerica, que pertenecía al Tercio
de Nuestra Señora del Camino, 2ª Cía.
30 de mayo de 1938
Se inscribió únicamente el soldado Andrés
Osado Rubio del Regimiento de América, 2ª Cía.
Los soldados Esteban Blanco
Albarran, de la 5ª Bandera de Navarra, 2ª Cía y Vidal Pilumbreres Contreras, de
la 2ª Bandera de FEJ de Castilla, Cía. de Ametralladoras.
1 de junio de 1938.
Miguel Caras Ortiz, soldado de
Regimiento de América, 8º Batallón, 2º Cía., y también el soldado perteneciente
a la 2ª Bandera de FEJ de Navarra, 3ª Cía., Juan Urdan Pillete.
Recordemos
también a los militares Antonio Peiró Calahorrano, soldado de la Bandera de
Falange de Aragón fallecido en mayo de 1938, cuya tumba está identificada en el
cementerio del pueblo. Y el comandante republicano ejecutado en “El Tinte”, cuya identidad se desconoce.
Cómo se puede apreciar,
prácticamente, todos los soldados que aparecen listados se encuentran
identificados con nombre y apellidos y corresponden a los que lucharon en el
bando nacionalista. Los soldados del XXI Cuerpo de Ejército al mando del
teniente coronel de milicias del Ejército de la República, Cristóbal
Errandonea, aparecen como no identificados o en fosas comunes no localizables10.
No quisiera dejar en el olvido a
cinco habitantes más de La Iglesuela que también fallecieron en este período a
consecuencia directa o indirecta de la guerra: Jaime Fortaner Tena de 63 años, murió
el día 10 de mayo, sin especificar la causa; Francisco Porcar Vicente de 50
años, el 17 de mayo; Juan Fortaner Mormeneo de 64 años, el día 28 de mayo por
las heridas recibidas en la Partida de las Solanas; el 7 de junio, Rafael
Rambla Sancho y el 23 de junio el joven de 15 años Manuel García Centeller,
pastor de profesión y que murió en la masía del Masico Marín11 a
causa de la explosión de un obús.
Todas las personas que aparecen en
este artículo fueron enterradas en el cementerio del pueblo.
De El Maestrazgo donde el silencio habla a El Maestrazgo donde el silencio se impuso.
NOTAS
1a. Fotografia: Ejemplar del Heraldo de Aragón del 12 de mayo de1938. Más de
cuatrocientos muertos, doscientos prisioneros y una gran cantidad de armamento
dejaron los rojos en el campo.
1- El autor de la cita se refiere al
mes de mayo de 1938 en La Iglesuela del
Cid y su ermita. Datos geográficos e históricos. Fidel Alejos Puig
Izquierdo. Editado por el Ayuntamiento de la Iglesuela y FAPI, 1991.
2- Manuel Cristóbal Errandonea,
Teniente coronel de milicias del Ejército Popular de la República.
3- Es muy curioso el comentario de
Fidel Alejos con peligrosidad para las
fuerzas nacionales, por metralletas. Suerte que las Divisiones del XXI
Cuerpo del Ejército Republicano no tenían ningún peligro mientras defendían las
posiciones de La Iglesuela, aunque les lloviese las bombas del cielo lanzadas
por aviones italianos y alemanes.
4- Teniente general García-Valiño
Marcen. Guerra de liberación española
(1938-1939). Campanas de Aragón y Maestrazgo. Madrid, abril de 1949. Pág.
102
5- División 55. Diario de operaciones de la División, correspondiente al
período de tiempo comprendido entre el 20 de Abril de 1937 (1 Año Triunfal) y
el 1 de Abril de 1939 (Año de la Victoria). Impreso sin fechar en
Carcagente por Fábregues Impresor. Pág. 17 y18.
6- Más información en http://www.amigosdeltercertercio.com
7- Pagina web del SIPCA. http://www.sipca.es/
8- Libro de Defunciones núm.21 del
folio 21 al 35
9- Trapèles. Palabra francesa cuyo
significado se refiere a un tipo de lagartos que cambian. También se trata de
una figura geométrica. Pero dentro del contexto del artículo desconozco el
porqué de la utilización de esta palabra.
10- Para más información dirigirse a
guerracivil.maestrazgo@hotmail.com.
11- El nombre toponímico que aparece
no ha sido localizado en ningún plano topográfico. Es posible que, esta masía,
se conozca con otra denominación.
He leído con mucho interés este articulo del blog y me gustaría ponerme en contacto con usted (para un trabajo de licenciatura).
ResponEliminaBuenas...
ResponEliminaPor mi ningún problema. En que le puedo ayudar?
Dirijase a: guerracivil.maestrazgo@hotmail.com
Muchas gracias