Se me ha pedido que escriba el prólogo de esta
publicación, un prólogo dónde explique cómo llegó a mis manos este manuscrito
inédito de José Altaba Escorihuela. Fue de pura casualidad, pero una casualidad
que me ha hecho adentrarme en una prolongada investigación, no solo de hechos,
sino de sentimientos, emociones y sensaciones de aquellos terribles años.
La historia en conjunto nos presenta de manera genérica
lo acontecido durante una época. El historiador, periodista o escritor
profesional ordena, analiza y saca conclusiones, a partir de información
recibida por diferentes medios, plasmándola posteriormente de forma escrita,
dándole difusión una vez transcurrido el hecho. En muchas ocasiones, los
protagonistas, el pueblo llano, aquellos que lo vivieron en primera persona,
quedan relegados a números o tantos por cientos. La historia me gusta y lo que
más me apasiona es la microhistoria, donde queda reflejada la vida cotidiana de
los protagonistas sin voz, del “populacho”, la historia local, del día a día,
de sus gentes, de sus hechos, de sus vivencias, en definitiva de su historia.
A lo largo de los años he ido adquiriendo bibliografía de
la comarca, historias locales que tanto me apasionan. Entre ellos libros como Cantavieja y su Baylía de José Altaba
Escorihuela y Mirambel, una joya entre
murallas. En este último, el Sr. Altaba explicaba: “Tengo el grandísimo honor de colaborar para preparar la segunda edición
del libro “Apuntes para la historia de mi pueblo Mirambel”, escrito por D,
Benigno Palos Fabregat, en 1927. Y sigue, “Mi labor se reduce a poner
alguna pequeña not actualizadora del
texto de D. Benigno, conservando íntegramente el contenido; y también completar la historia de nuestro
pueblo en estos últimos 60 años” (el texto es de 1988).
En esta segunda edición hay un capítulo dedicado a la
Guerra Civil (1936-1939) en Mirambel, población del Maestrazgo a la que me unen
lazos familiares y sentimentales. La guerra, los rojos, los nacionales, el
luto, los comentarios en voz baja, el silencio… Quise investigar más sobre este período vivido en el pueblo,
quería profundizar en estos temas, pero los dejé en el congelador, ya que tenía
que dedicarme a la familia.
Cuando mis hijos ya no necesitaban tantas atenciones por
parte nuestra, decidí sacarlo de la nevera y que fuera descongelándose,
iniciando la investigación a partir de lo narrado por José Altaba. Personajes,
episodios, fechas, lugares… Profundizar, ampliar, hacer aflorar las
microhistorias que Altaba relataba. Quería ir trenzando los hilos para
conseguir una cuerda completa con la que unir los tres años de la guerra, desde
el 1 de enero de 1936 hasta el 31 de diciembre de 1939. Era y es todavía un
trabajo ingente de búsqueda en archivos, bibliotecas e Internet.
Pero me faltaba una cosa muy importante, los
protagonistas, aquellas personas que vivieron los acontecimientos. Tenía que
entrevistar a personas de Mirambel que hubieran vivido la guerra y que
quisieran hablar de ella. Llegué tarde y solo me quedaban los pequeños, niños y
adolescentes, que tuvieron que vivir la experiencia de una guerra civil en su
pueblo, en sus calles y masías, entre sus familiares, entre los amigos y
conocidos, experiencias que, aunque fueran pequeños, eran la historia viva de
finales de los años 30. Entre ellos pude hablar con José Marín del Mas de
Garras, con el que estuve charlando una tarde de otoño de 2008 en su casa de
Terrassa. Su yerno, Rogelio Altaba Royo, “el último de los Gorretas”, es quien
me facilitó los escritos en esta edición presenta el CEMAT. Es la microhistoria
de cómo se vivía en las masadas del Maestrazgo.
Rogelio, este prólogo va por ti.
Lluís Galocha
Terrassa, novembre de 2017
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