El levantamiento en Mirambel ante el régimen colectivista
(…) En un principio establecieron el régimen colectivista con los que voluntariamente quisieron adherirse.
Las visitas frecuentes de parte del Gobierno de Caspe, y de otros pueblos más avanzados, enardecían los ánimos de los adictos para colectivizar todo y obligar a todos.
La mayoría del pueblo era tremendamente reaccionarios, como un grave atentado a su propiedad, tan arraigada siempre, y así lo manifestaban, a pesar de que el peligro y el miedo pesaba sobre todos.
La sublevación se produjo el 11 de diciembre de 1936 (…). Había llegado un coche de colectivistas, que fueron arrojados con gritos y piedras.
Al salir de la escuela oímos voces en el ayuntamiento: “Venga aquí el armamento”; seguidamente vimos que sacaban las escopetas de la Casa Parroquial (sede del comité), y las recogían sus dueños. No sé cómo habría llegado la noticia a las masías, pero por allí se veían muchos masoveros.
Se decidió cerrar las entradas del pueblo (los cinco portales de la muralla) y poner una soga desde la campana de la plaza, y así poder dar aviso o alarma rápidamente.
Pusieron las puertas en los portales, pero en el de las Monjas no servía y ya iban a poner la barrera de cuando se hacían los toros; cuando iban a colocarla, llegó un coche, con el mismo plan de colectivizar; no sé sí no sabían lo ocurrido, o era debido a que se lo habían dicho:
Toco la campana y todos se echaron a la calle en la oscuridad de la noche, algunos con armas u horcas.
(…) En los días siguientes volvieron a coger las armas los del Comité y comenzaron las declaraciones, para terminar con las detenciones y asesinatos.
Ocho fueron las víctimas como consecuencia del levantamiento: tres casados y cinco solteros. Creo que las detenciones fueron el día 17 de enero de 1937; vinieron de fuera a prenderlos, ente ellos el famoso “Cherol”, Ayora de Montoro.
La primera noche pernoctaron en Cantavieja; desde allí soltaron a Ramón Monforte y a su hijo Manuel. Los otros ochos se los llevaron a Alcorisa.
Mirambel, una joya entre murallas (pág. 140), de José Altaba Escorihuela – CS 326-1988
(…) Según referencias en la mañana del 19 de enero de 1937, se le vio rodeado al coche que se encontraba en el arrabal de Cantavieja, el cual regresaba de Villarluengo donde llevó cinco de los detenidos y en el cementerio del mismo pueblo habían sido fusilados. En dicho se trasladaron seguidamente los tres vecinos restantes, asesinados en Alcorisa.
El informado charlaba con “Cherol” y otros milicianos y llevaba una arma de fuego, sin que se pueda precisar si regresó o no de Villarlluengo.
AHPT- Archivo Histórico Provincial de Teruel, Responsabilidades políticas. 1271/91
Cementerio de Alcorisa (autor - 2018/03/24) – Cementerio de Villarluengo (autor - 2009/08/10) |
Los cinco mozos eran los hermanos José y Miguel Vallés Perales (del Mas de Vallés, de 25 y 20 años de edad respectivamente), Blas Repullés Marín (Torre de Arriba, de 30 años), Juan José Dalmau Gascón (Mas de Dalmau, de 27 años) y Eduardo Marín Plana (Mas de Garras, de 27 años), que fueron fusilados en el cementerio en Villarluengo y enterrados en el mismo. Durante la segunda quincena del mes de mayo los cuerpos de los 5 jóvenes fueron exhumados, trasladados y enterrados dignamente en el cementerio de Mirambel.
Los casados: Manuel Virgos Moles (Tío Pía) alcalde de Mirambel, designado por el Comité del Frente Popular después del golpe de estado del 18 de julio de 1936; Manuel Monforte Pechobierto (Casa Masas) y Manuel Guimerá Monfort (Botiguero) fueron conducidos a Alcorisa y encarcelados. La noche de 21 de enero de 1937 salieron hacia el cementerio de donde ya no volvieron. Sus cuerpos están enterrados en la fosa común en donde se erigió un monolito en recuerdo a todas aquellas personas llevadas ante la tapia del cementerio, pero sus nombres no se encuentran esculpidos con el resto.
Placa conmemorativa y panteón – Cementerio de Mirambel (autor - 2008/07/04) |
MIRAMBEL, UNA JOYA ENTRE MURALLAS… O unas murallas con mucha historia
La Historia con mayúscula se escribe siempre con la sangre de los menesterosos.
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