Salgo satisfecho, alegre, contento… Una nueva persona ha
entrado en mi universo. En 2006 leí su libro. Hoy lo he conocido, hemos
charlado, conversando alrededor de una mesita, mejor dicho, de un fuelle de
herrero convertida en una mesa de centro, con un café en las manos, en una sala
de considerables dimensiones que ejerce de recibidor, salita de estar y
comedor. Una chimenea con dos candelabros de fundición, colocados en los
extremos del dintel de la chimenea presiden la estancia. Candelabros fabricados
por su padre Lluís, que era un artesano del metal. Como Miquel y que en el
sótano de la casa está lleno de sus trabajos como escultor y su pequeño taller.
Esa misma mañana había realizado unas pequeñas esculturas de fundición,
soldando la base con estaño. Quedaba solo pintar.
Miquel nos recibe en su casa de una población cercana a
Reus. Abre la puerta su hija y automáticamente aparece Miquel, 99 años uno de
los últimos supervivientes de los del Biberó. José Maria y dos hermanas han
quedado sobre las 5 de la tarde, de ese viernes 13 de septiembre. Ellos están
reescribiendo los últimos días del abuelo José* durante la guerra y que murió
el 12 de mayo de 1938 en Vilafranca, en la comarca de l’Alt Maestrat, en
Castelló. Y como colaboro en la narración y búsqueda de información, me he
añadido al grupo y de pasada, aparte de conocer a Miquel, conseguir que me
firme el libro.
Miquel nos rememora su guerra. Fechas, lugares, nombres,
amores fugaces, peligros, sangre y destrucción… una memoria prodigiosa. Y
relata su paso por la comarca como ayudante de armero de la 132 Brigada Mixta.
En su libro nombra a Villarluengo, Cantavieja y La Iglesuela pueblos donde
estuvo la armería. También habla de Montoro, Pitarque, Cuevas de Cañart, Dos
Torres de Mercader y Castellote. Su fantástica mente lúcida nos comenta lo
esplendoroso de los Órganos de Montoro.
Cada 25 de julio, conmemoración de la Batalla de l’Ebre,
hay un acto cívico institucional en la Cota 705, Punta Alta, en la Serra de
Pàndols y asisten los Biberons. El año pasado fueron 5 los que se
reencontraron. Este julio 3. El año 2020 no sabe a cuantos de sus compañeros de
armas podrá saludar.
Miquel pertenecía a la 132 y José a la 70 Brigada Mixta.
Unidades militares del Ejército de la República que el 12 de mayo de 1938 se
encontraban en el mismo campo de batalla, en las inmediaciones de La Iglesuela
y Vilafranca. Frenando en avance de las tropas golpistas que penetrando por
el puerto de las Cabrillas y Vértice Barragan traían la guerra directa al
Maestrazgo. Desconozco si llegaron a cruzar sus miradas, del que
estoy seguro que vieron el mismo cielo y pisaron el mismo terreno.
El Maestrazgo donde el silencio se escucha, donde su
paisaje deja huella.
*http://maestrazgosigloxx.blogspot.com/2019/06/tres-generaciones-presentes.html
Buenas tardes,¿sería posible contactar con Miquel Morera? Es para una entrevista sobre sus vivencias. Gracias
ResponEliminaAndrés Bartolomé, te he enviado un correo.
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